Expertos de la U. de Chile proponen nuevas restricciones al transporte vehicular en Santiago para enfrentar contaminación

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En julio presenciaremos las segundas precipitaciones del año gracias a las condiciones otorgadas por el fenómeno de El Niño, las que facilitarán la circulación del aire. Así lo señalan expertos de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, quienes analizan el estado de contaminación en la Región Metropolitana y proponen aumentar medidas restrictivas en  transporte y en el consumo de leña entre abril y agosto.

La alta emisión de contaminantes, sumada a la ausencia de precipitaciones, ha llevado a las autoridades a decretar una Alerta y 12 Preemergencias ambientales en la capital. En este contexto, académicos de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile (FCFM) explican las condiciones que producen las malas condiciones del aire en Santiago.

El incremento de alertas se debe al cambio de normativa. Este año el Gobierno modificó la medición del material particulado (MP) de 10 a 2.5, lo que significó un cálculo más exacto de la partícula de contaminación más fina y que es más perjudicial para la salud de las personas. “Estos contaminantes siempre han existido, pero ahora se ampliaron los umbrales de medición del material particulado. Que existan más alertas no significa que este año la emisión de gases esté siendo peor o haya aumentado”, expone Rainer Schmitz, investigador asociado del Área Ciencias Meteorológicas de la FCFM.

Schmitz es enfático en manifestar que los altos niveles de material particulado alcanzan su punto máximo en la noche: “el calentamiento de la superficie durante el día produce turbulencias que provocan que la capa donde se mezclan los contaminantes suba. Con el frío se pone más estable la atmósfera y la mezcla del aire se reduce, lo que genera concentraciones más altas de polución”.

Para Roberto Rondanelli, académico del Departamento de Geofísica e investigador del Centro de Ciencia del Clima y Resiliencia de la FCFM, los chubascos en Santiago son ineficientes para terminar con el problema de la contaminación. “Después de la lluvia se mantienen las condiciones para seguir emitiendo gases. Por su disposición húmeda las gotas de lluvia capturan el material particulado. Adicionalmente, cuando hay precipitaciones se eleva el movimiento vertical en la atmósfera, lo que permite que el aire se mezcle desde la superficie hacia arriba, facilitando la disminución de la contaminación”, explica el experto.

Si consideramos las estadísticas de precipitaciones en un año promedio, hasta el mes de junio deberíamos tener 120 milímetros de agua caída en Santiago. Rondanelli  explica que “si uno mira la historia en la Región Metropolitana, junio es el mes más lluvioso y ahora tenemos 0 mm. En 2015 ha llovido una vez y estamos por debajo del 5% de los años más secos de Chile. Sin embargo, en julio esperamos chubascos en la capital porque están todas las condiciones: el establecimiento del fenómeno de El Niño y la fase y la amplitud de las ondas tropicales que están relacionadas con El Niño”, afirma.

Incrementar medidas públicas

Por otra parte, las disposiciones incorporadas por la autoridad local han contribuido a disminuir la emisión de gases. Alejandro Tirachini, profesor de Ingeniería en Transportes de la FCFM, explica que “ahora en Santiago la medida que más aporta es la restricción vehicular, un 15% menos de flujo vehicular en la ciudad es sin duda una disminución importante de las emisiones de la atmósfera”.

No obstante, Tirachini agrega que las restricciones se pueden mejorar. “En medidas de transporte, se puede aplicar tarificación vial por externalidades como congestión y emisiones, para que los viajeros paguen por el costo social de viajar en automóvil, cuando éste se produce. En el mediano plazo, una restricción vehicular de forma más permanente no es buena política pues incentiva la compra de un segundo automóvil (más contaminante) en muchos hogares, como ha sido observado en otras ciudades del mundo”, asegura.

En este mismo sentido, Rainer Schmitz, considera que es posible disminuir la contaminación si se establecen medidas restrictivas para todo el invierno. “Por ejemplo debería prohibirse el uso de leña entre abril y agosto. Asimismo,  sería un aporte la limitación de camiones y automóviles al centro de Santiago”, agrega.

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