Estudio indica que entre las regiones de Atacama y Metropolitana la demanda de agua supera a la oferta

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Sumados todos los usos del agua, el consumo nacional llega a 4.710 m3/s. De esos, el mayor usuario es la agricultura, con un 73% del total nacional, que riega una superficie de 1,1 millones de hectáreas entre las regiones de Coquimbo y Los Lagos. Le sigue el uso industrial (12%), minero (9%) y doméstico (6%).

Si bien el país posee un total de aguas renovables que alcanza los 922 km3 anuales, y un caudal que permitiría una disponibilidad de 53.000 m3/habitante al año (25 veces los 2.000 m3/habitante considerados adecuados para un desarrollo ilimitado en agua), el agua en Chile presenta un fuerte desequilibrio geográfico y en muchas regiones los derechos de aprovechamiento existentes superan la disponibilidad real del recurso.

De acuerdo a un análisis realizado por Fernando Santibáñez, director del Centro de Agricultura y Medio Ambiente de la Universidad de Chile (Agrimed), para la Odepa, del Ministerio de Agricultura, entre la Región de Atacama y la Metropolitana la demanda por el recurso hídrico es mayor que la disponibilidad de aguas superficiales, y aunque hacia el sur hay excedente, no hay infraestructura suficiente para aprovecharla y en periodos de escasez de lluvias, la sequía impacta igual.

“Donde hay más demanda que oferta el problema es estructural, son regiones que cuentan con obras hidráulicas (como Copiapó y Coquimbo), salvo Valparaíso que tiene una situación muy precaria”, dice Santibáñez. Sobre todo Coquimbo tiene grandes obras de almacenamiento, pero el problema ha sido ajustar la demanda a la real oferta.

“Se ha producido de manera espontánea, se han arrancado o dejado secar muchos huertos, lo cual de alguna manera está ajustando la demanda de forma muy dolorosa económicamente”, explica.

El impacto que se espera tenga el cambio climático en Chile podría hacer que la situación sea más crítica. Un análisis de la cuenca del Maipo, realizado por el Centro Cambio Global de la U. Católica, señala que incluso en escenarios positivos, se espera una disminución de los caudales, fuente principal de agua para satisfacer a más de seis millones de personas, además del riego de más de 140.000 hectáreas de cultivos.

Con todo, desde Valparaíso al sur hay espacio para mejorar la capacidad que tiene el país de usar mejor los recursos hídricos existentes, señala Santibáñez.

Desde micro a grandes embalses, obras de filtración de agua hacia la napa y microreservorios de agua cooperativos para atender a varios predios, dice el experto.

“Uno puede reducir la ineficiencia en el sistema en varias partes. Hay ineficiencias a veces en los sistemas de conducción del agua de la fuente, en el lugar de consumo, a nivel residencial, sanitario y agrícola, por ahí uno podría implementar ciertas medidas que ayuden a reducir el déficit”, dice Sebastián Vicuña, director del Centro Cambio Global de la UC.

En la lógica de la oferta también está la posibilidad de crear agua nueva o reutilizar la que se está descartando, con la desalación, o reciclaje de aguas tratadas.

“En Chile existe una estrategia nacional de recursos hídricos, pero el recurso en sí está administrado por demasiadas instituciones, todas bastante desconectadas en su quehacer. Se requiere mayor centralización en la gestión de recursos hídricos, pero por sobre todo, nos falta alguna institución que vaya haciendo análisis de largo plazo, orientando un desarrollo regional acorde a la real disponibilidad de los recursos naturales que tiene la región”, enfatiza Santibáñez.

La falta de centralización en la administración de los recursos hídricos es un problema que no solo afecta a Chile. Newton Azevedo, Gobernador del Consejo Mundial del Agua de Brasil, de paso por Chile, dice que afecta a la mayoría de los países.

Fuente: Revista Agua

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