Chile lleva la voz de la criósfera a la COP30 en Brasil

en las últimas décadas, la Antártica ha perdido cerca de 3 billones de toneladas de hielo y actualmente pierde en promedio 150.000 millones de toneladas por año, principalmente por el flujo acelerado de hielo hacia el océano.

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Cedida por INACH

En un evento titulado Antarctic Science and Research from the Global South” (Ciencia e investigación antártica desde el Sur Global), el Instituto Antártico Chileno (INACH) y científicos chilenos expusieron este sábado en la COP30 de Belén, Brasil, sobre el rápido cambio que vive la Antártica, la necesidad de no superar el 1,5 °C de calentamiento global y el rol clave del sur global en la producción de conocimiento climático.

“Sabemos lo que está ocurriendo con respecto al calentamiento global y las mejores evidencias científicas son claras sobre las medidas de mitigación que deben tomarse”, dijo en la presentación Cristóbal Emilfork, investigador doctoral del INACH y facilitador del evento.

El espacio, organizado en formato híbrido, reunió a investigadores que trabajan en la criósfera para discutir cómo la ciencia producida desde el extremo sur del mundo contribuye al entendimiento del cambio climático y a la formulación de políticas de mitigación y adaptación.

“La Antártica está cambiando más rápido de lo que creíamos posible y ese mensaje debe escucharse desde el Sur Global. Si no logramos limitar el calentamiento por debajo de 1,5 °C o, al menos, evitar que ese sobrepaso sea prolongado, las consecuencias para la criósfera serán irreversibles. Por eso es crucial que la ciencia que producimos desde Chile y la región tenga un espacio en la conversación global”, planteó Emilfork al contextualizar la urgencia climática que enfrenta el Continente Blanco.

En su exposición, Emilfork destacó que el año pasado fue el más cálido jamás registrado y que, según los datos presentados en el Earth Information Day, este año podría convertirse en el segundo o tercer más cálido desde que se tiene registro. 

Emilfork presentó también parte de su investigación doctoral en Estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS), enfocada en analizar cómo la glaciología y las ciencias de la criósfera en general contribuyen a la comprensión del deshielo antártico en un contexto de cambio climático acelerado. Su trabajo examina cómo las y los glaciólogos producen conocimiento en escenarios de transformación extrema y cómo las perspectivas científicas que nacen desde el Sur Global permiten interpretar la criósfera con una mirada situada, incorporando dimensiones ambientales, territoriales y sociales.

En la primera parte del evento se presentaron iniciativas que amplían la forma tradicional de producir conocimiento sobre la criósfera, incorporando perspectivas de las ciencias sociales y la educación. Entre ellas destacó la Feria Antártica Escolar (FAE), programa que desde hace más de 22 años motiva a estudiantes de enseñanza media a desarrollar proyectos de ciencia antártica.

El hielo antártico ya no es estable

El director del INACH, el glaciólogo Dr. Gino Casassa, presentó el estado actual de la capa de hielo antártica y el retroceso sin precedentes del glaciar Hektoria, en la península Antártica. Mostró cómo, en pocas décadas, se ha confirmado que la Antártica ya no es el continente “estable y congelado” que se pensaba, sino que pierde masa de hielo, especialmente en sus bordes y plataformas flotantes.

Casassa explicó que, tras el colapso de la plataforma de hielo Larsen B, se comprobó que estas plataformas actúan como un “ancla” que frena a los glaciares interiores. Al desaparecer, los glaciares aceleran su flujo, se adelgazan y aumentan su contribución al alza del nivel del mar.

En el caso del glaciar Hektoria, se registró un retroceso de 8 kilómetros en tan solo dos meses, un fenómeno nunca antes observado, acompañado de un aumento significativo en la velocidad de flujo y adelgazamiento del hielo.

Antártica como faro del planeta

El climatólogo Dr. Jorge Carrasco, profesor e investigador asociado de la Universidad de Magallanes y presidente del Comité Nacional de Investigación Antártica, presentó a la Antártica como “faro del planeta”: una región que no solo refleja radiación solar, sino que funciona como señal de alerta de los cambios que afectan al sistema climático terrestre.

Carrasco mostró evidencias de un aumento sostenido de la temperatura en la península Antártica, cambios en la precipitación (más eventos intensos y de mayor frecuencia) y un retroceso generalizado de los glaciares, en coherencia con lo observado en los modelos climáticos y los informes del IPCC.

Vientos más intensos y pérdida acelerada de hielo

El Dr. Raúl Cordero, de la Universidad de Santiago de Chile, expuso sobre el trabajo de su grupo de investigación (antarctica.cl) y el rol de la atmósfera en las pérdidas de hielo. Señaló que el fortalecimiento de los vientos del oeste en torno a la Antártica favorece tanto el derretimiento basal de las plataformas de hielo, por afloramiento de aguas profundas más cálidas, como eventos de derretimiento superficial ligados a masas de aire cálido que llegan incluso desde los trópicos.

Cordero detalló que, en las últimas décadas, la Antártica ha perdido cerca de 3 billones de toneladas de hielo y que actualmente pierde en promedio 150.000 millones de toneladas por año, principalmente por el flujo acelerado de hielo hacia el océano.

El investigador enfatizó la necesidad de contar con más y mejores datos observacionales en el hemisferio sur para comprender estos procesos. Su grupo, explicó, ha instalado una red de observatorios atmosféricos desde el desierto de Atacama hasta la base “Profesor Julio Escudero”, complementados con globos meteorológicos, mediciones de radiación, composición atmosférica, nieve y contaminación.

Datos, cooperación y reducción de huella

Los panelistas coincidieron en que las políticas climáticas deben basarse en evidencia científica robusta, pero también en el principio de precaución, para enfrentar escenarios de cambio abrupto y puntos de no retorno en la Antártica.

Entre las acciones urgentes se mencionó el asegurar financiamiento estable para redes de observación y estaciones científicas; modernizar la infraestructura polar para reducir la huella de carbono de las bases, y fortalecer la cooperación internacional y la formación de nuevas generaciones de investigadores.

“Chile no puede detener por sí solo el calentamiento global ni el retroceso del hielo antártico, pero sí puede aportar con la mejor información disponible y reducir la huella de sus propias actividades en la Antártica”, resumió Cordero.

Como parte del compromiso de Chile con la divulgación científica y la cooperación internacional, la presentación completa del evento “Antarctic Science and Research from the Global South” está disponible para ser vista aquí.

El INACH es un organismo técnico dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores con plena autonomía en todo lo relacionado con asuntos antárticos y tiene entre sus misiones el incentivar el desarrollo de la investigación científica, tecnológica y de innovación en la Antártica, el fortalecimiento de Magallanes como puerta de entrada al Continente Blanco y promover el conocimiento de las materias antárticas a la ciudadanía.

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