Universidades incorporan bicicletas públicas y reciclaje a sus facultades

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Según un estudio de 2010 realizado por María Isabel Vega, magíster en Recursos Naturales de la Universidad Católica, con la colaboración del investigador André Beaujanot, el 58% de los universitarios se consideran proambientalistas. Por ese motivo cada vez más casas de estudio implementan políticas “verdes” con el fin de generar conciencia ecológica en la comunidad.

 

La Biblioteca Nicanor Parra, de la Universidad Diego Portales, es una de las pioneras en iniciativas sustentables. Hace una semana, con motivo de los 30 años de esa casa de estudios, puso en funcionamiento un sistema de “bibliobicis”. Gracias a este proyecto, vecinos, funcionarios y estudiantes pueden acceder a 30 bicicletas para recorrer el sector de calle República durante todo el día. Sólo tienen que dejar en custodia su carné de identidad,

 

“Es una iniciativa que tiene como fin levantar, reconocer y valorar el barrio en el que estamos emplazados. La idea es promover sus circuitos y el transporte sustentable”, dice la directora de extensión de la biblioteca, Constanza Brieba.

 

En la Universidad Católica las ideas verdes son implementadas en su mayoría dentro del campus San Joaquín. Una de las más llamativas es el “biohuerto”, que desde 2007 produce tomates, zapallos, hierbas, humus y compost, los que después son comercializados al costo o se regalan en eventos institucionales.

 

“En las universidades, el efecto multiplicador de estas propuestas es más fuerte. Se generan hábitos que el alumno después lleva a su lugar de trabajo o casa”, explica el coordinador del Departamento de Sustentabilidad UC, Francisco Urquiza.

 

Asimismo, a futuro el campus San Joaquín será peatonalizado para que no entren automóviles.

 

En paralelo, la Universidad de los Andes apostó por un sistema llamado “free cooling”, que consiste en extraer el aire frío de las noches precordilleranas y distribuirlo a través de los edificios durante días calurosos. Se trata de una novedosa forma de reducir costos y gastos de energía en aire acondicionado.

 

A su vez, la Universidad Adolfo Ibáñez implementó un laboratorio de paneles fotovoltaicos que producen energía solar. Gracias a este proyecto, en algunos períodos se llega a cubrir el gasto energético de hasta el 50% de las salas de clases.

 

“Estamos comprometidos con el ahorro de energía y por tal razón es importante hacer que los campus de la universidad sean más verdes y eficientes”, afirma el director del laboratorio fotovoltaico, Carlos Silva.

 

Además, esta institución tiene tres puntos limpios que reciclan 12.000 kilos de basura al año, cifra que equivale en papel a la tala de 596 árboles anualmente.

 

Autos compartidos

 

Reducir la producción de gas de efecto invernadero es el objetivo de otras universidades. Con esa meta se desarrollan políticas para fomentar el uso de autos compartidos, es decir, que un vehículo sea usado por varias personas a la vez, ya que viven en sectores cercanos y realizan viajes similares.

 

La Universidad del Desarrollo reserva el 10% de sus aparcaderos en el campus de San Carlos de Apoquindo para este tipo de viajes.

 

Por su parte, la Universidad Andrés Bello lanzará un convenio con la empresa A Dedo para gestionar el traslado de sus alumnos a través de autos compartidos.

 

En otro plano, la Unab ahorra 60 mil litros de agua mensuales usando urinarios de última tecnología y duchas en las que se mezcla agua y aire, con el fin de mantener la misma presión, pero con menos líquido.

 

“En Chile, las universidades es el sector más verde, después del retail. Nuestra meta es superar el estándar del gobierno que es reducir un 20% en emisiones de gases contaminantes”, explica Marcelo Mena, director de Sustentabilidad de la U. Andrés Bello.

 

Fuente: La Tercera

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