SEA lanza guía para que industrias compensen daño a la biodiversidad

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El Servicio de Evaluación Ambiental (SEIA) del Ministerio de Medio Ambiente presentó la Guía para la Compensación de la Biodiversidad, un documento de 40 páginas que busca disminuir el impacto que generan las industrias sobre el patrimonio natural en la ejecución de proyectos, para lograr una pérdida neta cero o ganancia en biodiversidad en los sitios donde se emplacen los emprendimientos.

En la guía se explican y jerarquizan las disposiciones de compensación apropiadas para los proyectos que ingresan al SEIA: medidas de mitigación, reparación o compensación que deben hacerse cargo de los efectos que generan esos proyectos. También se presentan siete etapas para este proceso de diseño y se recomienda incorporar tempranamente en la planificación de los proyectos la variable biodiversidad y los principios para lograr una compensación apropiada.

Esta Guía para la Compensación de la Biodiversidad surge luego de un análisis que realizó el Ministerio sobre el funcionamiento del SEIA. Una de las conclusiones a las que llegó es que el tema de las compensaciones de parte de los titulares de los proyectos no estaba bien resuelto. Muy por el contrario: muchas de las reparaciones ni siquiera estaban dirigidas a la biodiversidad afectada, sino que se compensaba con la construcción de una escuela o de una iglesia.

Dos años trabajaron en el Ministerio con la organización Wildlife Conservation Society (WCS), que impulsa un programa de conservación y negocios a nivel global. Bárbara Saavedra, directora para Chile de WCS, explica que “esta no es una licencia para destruir y después compensar, sino que mandata ciertos pasos precisamente para evitar los daños, tratar de mitigarlos y compensar lo que es inevitable”.

A partir de este lanzamiento, lo que debería venir es una implementación paulatina de su uso, de manera que sirva de plataforma de aprendizaje para los privados y que se desarrollen pilotos de manera de visibilizar la protección de la biodiversidad cuando se trabaje desde el día cero en un proyecto. “Los proyectos no pueden seguir diseñándose sin tomar en cuenta a la gente y los ecosistemas. Las cosas no ocurren en el vacío, sino donde hay personas y biodiversidad”, agrega Saavedra.

Pese a su importancia, esta guía no tendrá un carácter obligatorio. Por el momento, es una guía indicativa no vinculante. “Pero eso no le quita fuerza porque estamos hablando de un tema que hoy es desconocido. Si fuera obligatoria se habría generado una estampida, porque no estaban todas las piezas del puzzle para eso. Tiene que ser paulatino y lo que tenemos que hacer primero es aunar capacidades”, comenta Saavedra.

Según la directora de WCS, esta guía va a ayudar a definir ciertos límites de intervención que incluso a esta altura parecen difusos y para eso se requiere que el Estado defina cuáles son los límites que en biodiversidad no se pueden intervenir, tocar ni compensar. “En ese plano, esta guía no resuelve todo, pero es una pieza que faltaba”, concluye.

 

Fuente: La Tercera

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