Proyecto busca incluir litio en agua potable para disminuir enfermedades psiquiátricas

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De color blanco, blando y de los alcalinos, el más liviano. Ese es el litio, un metal empleado en la fabricación de baterías más livianas y eficientes.

Desde los años 50 las sales de litio han sido parte del tratamiento de las personas maníaco depresivas o con trastorno bipolar. Con el tiempo y los buenos resultados, se amplió su uso para las depresiones profundas.

Hoy los especialistas la están proponiendo como un agregado para el agua potable ya que se ha visto que en las zonas donde se ha utilizado, disminuyen los casos de suicidios y podría tener un efecto neuroprotector de otras demencias y enfermedades neurodegenerativas como el alzheimer.

El Centro de Envejecimiento y Regeneración (CARE Chile UC) ha estado estudiando este tipo de aplicaciones para las sales de litio. Nibaldo Inestrosa, director del CARE y Premio Nacional de Ciencias Naturales 2008 señala que adicionarlo al agua, puede ser beneficioso no solo porque puede reducir los suicidios, sino porque también puede ayudar, en teoría con el alzheimer y el párkinson.

Algunos trabajos publicados en la revista European Journal of Nutrition han mostrado que en animales y humanos, aumenta también la esperanza de vida.

Hace cinco años se publicó un estudio que recogió los resultados del análisis al agua potable en Austria, donde dependiendo de la zona, el agua tiene, en forma natural, distintas concentraciones de litio: en aquellos lugares con más litio habían menos suicidios. En Grecia se repitió el análisis y los resultados fueron los mismos.

¿Cómo funciona?

Las sales de litio estimulan el proceso de neurogénesis o formación de neuronas nuevas en el hipocampo, la zona del cerebro que está asociada al aprendizaje y la memoria.

“En otros estudios, el litio también mejoró significativamente el rendimiento de los ratones con síndrome de Down en tareas de aprendizaje contextual, memoria espacial y distinción de objetos”, explica el doctor Inestrosa.

El doctor Hernán Silva, psiquiatra de la Facultad de Medicina de la U. de Chile reconoce que el litio en algunas ocasiones puede transformarse en un medicamento de difícil manejo pero señala que estos efectos se pueden controlar con exámenes que permitan ajustar la dosis a cada paciente.

“En el caso del suicidio no hay una actividad molecular definida. El litio actúa en varias partes. En concentraciones terapéuticas puede bloquear la enzima GSK3 beta que tiene un rol importante en el sistema nervioso central. Cuando se bloquea esa enzima, se protege a las neuronas y mejora la plasticidad sináptica”, dice Inestrosa.

En otras palabras, pequeñas dosis de litio ayudan a que las neuronas se limpien a sí mismas, eviten acumular residuos y además coopera con la generación de nuevas neuronas.

Inestrosa reconoce que todavía es necesario realizar más estudios para evidenciar los beneficios y efectos secundarios de las sales de litio, pero es de los que cree que si se incorpora en el agua potable, como se hizo hace algún tiempo con el flúor, podría traer beneficios.

Fuente: La Tercera

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