Los drones se unen a la vigilancia ambiental

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Los vehículos aéreos no tripulados (VANT o UVT), más conocidos como drones, se han convertido en una excelente herramienta para el cuidado del medio ambiente, el monitoreo ambiental, la meteorología, el desarrollo de la agricultura, la detección de actividad volcánica o de incendios forestales. 

La denominación vehículo aéreo no tripulado proviene del inglés, Unmanned Aerial Vehicle, UAV. Y el más conocido término “drone”, también proviene de una palabra inglesa, que significa zángano, por la forma de vuelo.

Estas aeronaves, gracias a su configuración física, mecánica, electrónica y de software, son capaces de desempeñar una creciente cantidad de tareas a bajos costo de operación y sin el peligro de pérdidas humanas por accidentes. Los drones de uso civil pueden contar con equipos como DGPS (sistema de posicionamiento global diferencial),  sistema telemétrico de comunicación para trasmitir video y datos en tiempo real, cámaras digitales de alta resolución o cámaras térmicas o infrarrojas, según sean las necesidades.

Vigilancia del medio ambiente

Los drones tienen el potencial de aportar grandes beneficios ambientales. Volando sobre reservas de vida salvaje se puede hacer el recuento de los animales y prevenir actividades ilegales como la caza furtiva.

La agricultura es otro de los sectores que se beneficia de estos dispositivos ya que pueden monitorear los cultivos y vigilar el desarrollo de enfermedades. También con drones se puede identificar, documentar y vigilar el patrimonio arqueológico.

Aunque en Chile el principal uso de los drones ha sido para el levantamiento topográfico, en forma paulatina se han ido incorporando otras funciones, como estudios de impacto ambiental, el monitoreo de plantaciones forestales y el control de incendios. En abril de este año, Forestal Arauco informó de la incorporación de cuatro drones al trabajo de protección contra incendios forestales, los que, según explicó el jefe de Protección Contra Incendios de la empresa, Germán Neumann, “han permitido tener una visión real e inmediata de la situación, mejorando la coordinación de las emergencias, la detección anticipada de riesgos, la toma de decisiones y la optimización del uso de recursos, tanto en el combate, como en la liquidación del fuego”.

En 2012, el Ejército, la Universidad de Concepción y una empresa privada desarrollaron el dron Láscar, que se indicó podía ser utilizada en el monitoreo de ríos y fuentes hídricas, erupciones volcánicas, desastres naturales, operativos de rescate, monitoreo de incendios y prospección pesquera.

Los drones, se están convirtiendo así en una herramientas práctica de gran utilidad para la gestión ambiental, ya que es un sistema confiable de obtención de información que no implica los riesgos de otras formas tradicionales de monitoreo aéreo.

Cómo es un uso relativamente nuevo, han surgido problemas con los drones por cuanto pueden vulnerar la privacidad de las personas e incluso significar una amenaza cuando el vuelo ocurre en zonas pobladas. No obstante existen vacíos legales, la Dirección General de Aviación Civil (DGAC) ha señalado que los vuelos tienen que contar con permiso escrito y se ha prohibido el uso de naves no tripuladas sobre zonas urbanas.

 

 

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