¿La madera puede ser un aporte la construcción de viviendas sociales?

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Mario Yáñez, gerente de Ingeniería de Tecno Fast.

Como parte de su política de Integración Social y Territorial, el Gobierno planea construir este año 21 mil viviendas sociales, las cuales estarán incorporadas en las zonas urbanas, priorizando a 61 comunas en la Región Metropolitana, Biobío y Valparaíso. Todos estos proyectos contarán en su diseño con parques y piscinas, y en su mayoría son edificios de tres a ocho pisos, con servicios comunitarios y áreas verdes, apuntando a aumentar el estándar de vida de quienes las reciben.

En ese contexto, hay cada vez más proyectos que vienen a romper los estereotipos que hay en construcción con nuevas técnicas y tecnologías, amables con el medio ambiente y sustentables, bajo altos estándares de producción, y que además, vienen a reforzar el desarrollo urbano.

Un ejemplo concreto de lo anterior, son las construcciones de altura en madera y que el Ministro de Vivienda y Urbanismo, Cristián Monckeberg, anunció la construcción del primer edificio de este material para vivienda social en Rancagua. Un proyecto que contempla dos edificios, uno de 5 y otro de 6 pisos con un total de más de 8.500 m2, y en donde se incorporarán unidades de 64 m2 para personas con movilidad reducida y se consideran áreas verdes, más equipamiento de uso comunitario.

Este hito marca un antes y después en la construcción que por años ha sido de hormigón armado y acero, materiales que consumen mucha energía al producirlos y que impacta fuertemente en la huella de carbono, algo que no pasa con la madera, y que por el contrario, llega a ser un material innovador y capaz de necesitar menos energía para calentar y enfriar el interior que un edificio de concreto, siendo una alternativa más económica para los meses de invierno y verano para las familias. Y no solo es capaz de ahorrar energía, sino que también tiempo de construcción, reduciendo el período estándar de un año a solo tres meses.

Esta tendencia se ha consolidado en lugares como Japón, Noruega, Canadá y ha llegado a nuestro país para quedarse gracias a sus beneficios económicos, sociales, y ambientales para soluciones tan diversas como hospitales y colegios.

Lo expuesto genera todo un desafío para el país más largo y angosto del mundo, donde a pesar de ser uno de los 10 principales productores de madera, solo un 18% de las viviendas se construyen con ella. Una cifra baja comparada con el resto de los países que la utiliza, pero que podría llegar a dar solución a parte de estos 124 proyectos que tiene contemplado construir este año el Gobierno, el primero, pronto en la región de O´Higgins.

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