La historia de 70 años de HidroAysén, proyecto que agonizó seis años hasta morir

“El Estado hizo lo correcto”, señala el ex titular de Energía Máximo Pacheco, y augura que de todas formas, antes de 10 años, se desarrollarán en la misma zona otras iniciativas hidráulicas de menor escala.

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Si hubiese sido una persona, HidroAysén tendría 70 años y habría fallecido este viernes. El directorio de esa empresa -donde eran socias Enel Chile y Colbún, del grupo Matte- aprobó el cese de actividades de la compañía, la dimisión de su directorio y la decisión de renunciar a los derechos de agua para hacer el proyecto homónimo: cinco centrales en la Undécima Región, de 2.700 megawatts (MW) de potencia, y 5.910 hectáreas inundadas, con un costo de inversión cercano a US$ 8 mil millones, entre las plantas y la línea de transmisión. Era el proyecto más grande jamás diseñado en Chile, un viejo sueño de los ingenieros de la Corfo que lo idearon en 1947 para dar electricidad y progreso al país.

Sin producir ni un mega, HidroAysén les costó US$ 300 millones a los socios, que pagaron la suma en partes iguales. El proyecto generó divisiones en todos lados. Primero, entre los accionistas. Mientras el grupo Enersis era controlado por Endesa España, HidroAysén tenía el respaldo de todo el conglomerado ibérico. Pero cuando la italiana Enel se hizo del control de Endesa España en febrero de 2009 y desde allí de todo el grupo Enersis, las cosas cambiaron. Porque la itálica ya tenía su “brazo verde”, Enel Green Power, que competía directamente con HidroAysén en Chile.

Green Power era dirigido por el ingeniero nuclear Francesco Starace, que en 2014 se convirtió en el CEO del grupo Enel en el mundo. Este viernes, Starace reafirmó su visión: “hace algunos años señalé que no seguiríamos adelante con este proyecto. Hoy se ha formalizado esta decisión, devolviendo los derechos de agua al Estado de Chile para que se puedan aprovechar en otro tipo de iniciativas, lo que nos tiene muy conformes y reafirma nuestra visión”.

En la familia Matte, señalan ejecutivos del fallido proyecto, también había matices. Bernardo Matte fue al inicio un impulsor de las centrales de Aysén, pero fue perdiendo el entusiasmo mientras que su sobrino Bernardo Larraín, ex presidente de Colbún y hoy timonel del gremio Sofofa, fue muy activo en desarrollarlas. Hasta que él mismo constató que no estaban las condiciones para hacer el proyecto, y en 2012, la eléctrica de los Matte protagonizó el “Colbunazo”: en un hecho esencial, enfatizó que congelarían la tramitación ambiental de su línea de transmisión hasta que no hubiera un acuerdo institucional para concretarla, poniendo presión al gobierno de Piñera, algo que molestó a Enel.

Por el lado de las autoridades también hubo disenso. En el primer gobierno de Michelle Bachelet (2006-2010), donde se le dio el vamos al proyecto, los ministros de Obras Públicas, Sergio Bitar, y de Hacienda, Andrés Velasco, defendieron a brazo partido la iniciativa cuando la ministra del Medio Ambiente, Ana Lya Uriarte, lo rechazaba, cuenta un alto directivo de las firmas socias. En el mandato de Sebastián Piñera (2010-2014) ya había consenso de que era impopular, principalmente por la campaña Patagonia sin Represas, que desde el aeropuerto de Santiago mostraba las Torres del Paine mancilladas con un inexistente tendido eléctrico.

Pero igualmente el Consejo Regional del Medio Ambiente de la XI Región lo aprobó en mayo de 2011. De ahí en adelante, los opositores recurrieron al Comité de Ministros, que no se pronunció por casi tres años, mientras HidroAysén peleaba en la esfera judicial. “Fue uno de los pocos proyectos de inversión que ganaron en la Corte Suprema”, cuenta un integrante de la familia Matte.

Eso, hasta que llegó nuevamente Bachelet a La Moneda. Su primer ministro de Energía, Máximo Pacheco Matte, cuenta que como gobierno decidieron que no debían postergar una definición sobre esta inversión, y el Comité de Ministros resolvió el 10 de junio de 2014 desechar la iniciativa. “El Estado hizo lo correcto”, señala el ex titular de Energía. “HidroAysén fijó nuevos estándares de sustentabilidad para los futuros proyectos”, afirma.

Tras el rechazo del Gobierno, los socios siguieron con sus diferencias. Enel Chile era partidario de devolver los derechos de agua al Estado, pero Colbún quería obtenerlos para, en el futuro, hacer algún desarrollo hidroeléctrico. Al final, no llegaron a acuerdo y la eléctrica de los Matte estimó que era poco conveniente conservar los derechos de agua sin tener un socio a firme para hacer otra hidroeléctrica.

En Colbún creen que en el mediano plazo se hará una central hidráulica en la zona. Lo mismo piensa el ex ministro Pacheco: “Es inaceptable que la Región de Aysén tenga el río más caudaloso y de caudal más estable de Chile, que es el Baker, y no se aproveche su potencial”. Critica que en la región el 90% de la electricidad provenga del petróleo, con una gran contaminación y altos precios de la energía. “Se van a desarrollar allí proyectos de energías limpias, sean plantas eólicas o solares, minihidroeléctricas o centrales de pasada, en menos de 10 años”, estima el ex ministro Pacheco.

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