Implementación de las regulaciones de ruido: una deuda pendiente

Igor Valdebenito.

 

Igor Valdebenito

Jefe Sección Ruido

Depto. Normas y Políticas – División de Calidad del Aire y Cambio Climático. Ministerio del Medio Ambiente

 

Uno de los primeros trabajos que tuve que apoyar por allá por el año 1998 fue la elaboración del manual de aplicación de la norma de ruido para fuentes fijas (industrias, talleres, discotecas, etc.) que recién había sido dictada. Había que explicar los términos jurídicos tan lejanos para los ingenieros, explicar cómo se harían las mediciones, los criterios utilizados en la definición del objetivo de la regulación, la que se convertiría en la primera norma ambiental generada a partir del procedimiento que inauguraba la Comisión Nacional del Medio Ambiente, Conama.

El manual se generó a partir de un trabajo de la unidad de Acústica Ambiental del Servicio de Salud Metropolitano del Ambiente (Sesma – hoy Seremi de Salud RM) y fue esencial en el apoyo al nacimiento de las consultoras acústicas que empezaban a hacerse camino en el también naciente Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, SEIA, y en el reforzamiento de las fiscalizaciones que entonces se realizaban. El manual fue un éxito. Lo entregamos en el seminario de ruido que hicimos ese mismo año, hasta sacamos una segunda edición el 2001 y lo vi fotocopiado más de una vez. Y ¿a qué le atribuyo su éxito? A que el documento fue generado a partir de las bases. Se realizaron talleres de difusión de la norma y se conversó con muchos fiscalizadores, los cuales transmitieron toda su experiencia y las implicancias de la implementación de la norma en terreno. Eso fue lo que se volcó en el texto, la experiencia y las necesidades de quien finalmente llega a la calle, utiliza su criterio y finalmente mide el ruido.

Este elemento constituye un elemento fundamental en el éxito o el fracaso de una regulación o un nuevo sistema: su implementación. Esta etapa debe considerarse en el diseño de la regulación y sus documentos complementarios.

Tomemos otro ejemplo: la norma de ruido para buses de locomoción colectiva. La norma se dictó el año 2003 y en su preparación visitamos, junto al Ministerio de Transportes, las plantas de revisión técnica de la RM y el Centro de Certificación Vehicular y consensuamos que por el momento no era posible disponer de una pista según norma internacional (ISO) para realizar el ensayo dinámico, que es la medición del ruido del paso del bus. Así, adaptamos la norma ISO a nuestra realidad, sin perder el espíritu de la norma técnica. Pero algo no tomamos en cuenta lo suficiente. La inclusión de la norma en los contratos de licitación de las plantas de revisión técnicas y sus duraciones. Como resultado: en el 2015 recién en Antofagasta comenzó la implementación de la norma, ¡al mismo tiempo que se comenzó su revisión!

A partir del proceso de revisión de esta norma, visitamos Antofagasta, y al igual que vimos en terreno en Santiago, nos dimos cuenta que existen algunos errores y diferencias en la aplicación del procedimiento de medición entre las plantas. Todo mejorable menos mal. Y esto lo estamos incluyendo para la modificación de la norma, de forma de tener un instrumento que sirva y se aplique. Las plantas de revisión técnica deben hacerse cargo de un sistema complejo de ensayos, pero los “planteros” deben asumir que son la instancia certificadora de fuentes móviles, piedra fundamental del sistema. Por supuesto debemos incluir estos aspectos en el manual de procedimientos de las plantas, pero estamos pensando en algo más: establecer una línea de implementación de la norma en regiones, que incorpore capacitaciones en terreno, manuales y acciones de difusión específicas.

En esta oportunidad sí estamos considerando los contratos de licitación de las plantas, y también los contratos de renovación de buses del Transantiago. Hablamos con líneas de buses, con gente que coordina los patios de buses, los importadores, los carroceros, etc. No miento al decir que se no se ve fácil, por ejemplo en el caso del Transantiago, en donde existe la tarea de incluir en ese complejo sistema el tema de reducir las emisiones de ruido. Mucho se puede hacer.

Pero no nos desanimemos. Existe un Centro de Control de Certificación Vehicular (3CV) del Ministerio de Transportes que funciona perfecto, tan rigurosos en la homologación de vehículos que muchos países de la región lo señalan como un referente. Ellos son un gran apoyo al diseño de las regulaciones de ruido para vehículos, porque tienen el pulso de la entrada de estos al parque vehicular, lo que nos posibilita pensar en una futura nueva norma con estándares internacionales.

¿Y qué pasa con las fuentes fijas? Si bien para la preparación de la nueva norma nos reunimos con los fiscalizadores regionales, hicimos encuestas a consultores acústicos, conversamos con el sector productivo y elaboramos estudios y cientos borradores de documentos, habría algo nuevo en el escenario normativo, que condicionaría fuertemente la aplicación de la norma: la Superintendencia del Medio Ambiente. Acá quiero dejar en claro mi opinión. En mis estudios de post grado aprendí que la instalación de cualquier organismo nuevo, como en este caso un nuevo organismo centralizador para una labor tan fundamental como es la fiscalización, lleva muchos años. Se habla de más de 10 años de posicionamiento. La Superintendencia se ha posicionado gradualmente, debido principalmente a una cantidad impresionante de instrumentos de gestión que debe abordar y a una gran carga administrativa.

Estamos en época de transición hacia la plena instalación de la SMA, pero eso no quita que podamos hacer todo lo que podamos mientras tanto. Ya esta listo el primer documento que elaboramos en conjunto con ellos, un primer avance en informar sobre los criterios de homologación de zonas que ocupa la norma que regula las fuentes fijas. No fue un tema fácil;, definir zonificación en un país en donde no existe, hasta la fecha, planificación territorial, es una tarea compleja. Se vienen otros aspectos en los cuales hemos estado trabajando como sector, el fortalecimiento del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental mediante la esperada Guía de Evaluación de Ruido y Vibraciones, las Entidades Técnicas de Fiscalización Ambiental para el tema ruido que comienzan este año y la definición final del manual de aplicación de la norma.

Sin duda, el diseño regulatorio debe considerar la implementación de una norma, y al hablar de implementación hay que pensar en su control y fiscalización, pero escuchando a las bases, a las personas que aplicarán finalmente el instrumento de gestión, de modo de conocer las virtudes y falencias de la regulación y así poder mejorar sistemáticamente este sistema en el que todos somos parte.

 

 

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