Greta y un mensaje reutilizable

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¡Es viernes y Felipe Villegas lo sabe! Pese a sus 16 años sabe perfectamente que el último día de la semana no significa otra cosa para él que tomar un pedazo de cartón y grabar la consigna: “Somos la especie en peligro de extinguirlo todo”.

En este invierno con poca lluvia, pero sí mucho frío, Felipe y sus amigos han hallado el calor al son de sus cánticos. Viernes a viernes se paran frente a La Moneda con el propósito de que la clase política escuche sus demandas. Para que la gente tenga claro que esto no es una conspiración o un cuento chino, como dijo Trump.

El mundo enfrenta una emergencia climática y ellos imploran que se aborde como tal.

Felipe Villegas (16), estudiante colegio Salesianos Alameda.
Créditos: Nicolás Aguilera.

Felipe, así como otros miles de jóvenes en el mundo, ha sido inspirado por la sueca Greta Thunberg, quien hace exactamente un año comenzó a faltar los viernes al colegio, para protestar frente al congreso de su país y exigir la declaración de emergencia climática. “¿Para qué estudiar por un futuro que no va a existir?”, rezaban uno de sus primeros carteles.

En estos 12 meses, Greta ha logrado una notoriedad mundial que evidentemente no se lo imaginó ni es sus mejores sueños (si es que alguna vez lo soñó). Portadas de revista, reuniones con figuras de la talla de Barack Obama o el Papa Francisco, invitaciones a seminarios internacionales y hasta una canción, son solo algunos acontecimientos de esta repentina fama. Pero sin duda lo que actualmente la tiene en el centro de la opinión pública es su viaje a América para asistir a la Cumbre por el Clima en Nueva York, y, posteriormente, en diciembre, a la Conferencia de la Naciones Unidas por el Cambio Climático (COP25), a realizarse en Santiago.

El viaje podría haber sido una anécdota más de su nueva vida como activista mundial; sin embargo, la adolescente quiso marcar un hito, embarcándose en un velero de competición, que no genera emisiones de gases de efecto invernadero. Claramente, no es el medio de transporte más cómodo para una chica de 16 años –viaje de dos semanas en una estructura de menos de 20 metros de largo, sin baños ni privacidad– pero Greta es fiel a sus convicciones. Uno de los blancos principales de sus críticas ha sido la industria aeronáutica. Es más, es quien ha popularizado el término «flygskam», que en sueco significa, literalmente, «la vergüenza de volar».

Son precisamente este tipo de convicciones las que han inspirado a miles, pero también son las que están sacando más de alguna roncha en el mundo. O más que eso. Cierto sector derechamente ya la ve como una amenaza. “No escucharemos a una profetisa de pantalones cortos», indicaron diputados franceses de extrema derecha, en la antesala de una ponencia que iba a realizar Greta en la Asamblea Nacional de Francia.

 Otro ejemplo, ya más de cerca: “Cuando una niña de 14 años se convierte en el líder intelectual del mundo. Ahí es cuando sabes que una verdadera catástrofe está cerca (SIC)”, indicó a través de su cuenta de Twitter, el abogado chileno liberal, Axel Kaiser.

Y en cuanto a su viaje, el pasado fin de semana varios medios nacionales replicaron una rebuscada explicación del diario alemán TAZ, acerca de por qué el viaje de Greta finalmente sí contaminará.

Y es que claramente la adolescente está metiendo el dedo en la llaga. La sola amenaza de que su protesta y la de los jóvenes que la siguen, cambie tendencias y hábitos de consumo, genera terror en sectores involucrados en aquellos negocios. Entonces, comenzar a desacreditarla a través de los medios y redes sociales, pareciera ser la instrucción liberada desde la torre de control.

Movimiento Fridays For Future Santiago, protestando en el frontis de La Moneda.
Créditos: Nicolás Aguilera.

Los que tenemos algo de experiencia en medios sabemos que los ataques no solo no pararán, sino que también aumentarán, mientras la estela de su protesta siga brillando. En algún momento la captarán tomando una ducha de más de cinco minutos o haciendo una fogata con su familia. “¡Qué escándalo!”, “¡Qué contradicción!”, sostendrán seguramente.

Sin embargo, el mensaje de Greta ha sido tan simple y directo, que es reutilizable como el cartón con el que protesta todos los viernes. Con o sin la sueca como bandera de lucha, los chicos como Felipe Villegas están más que conscientes que estamos frente a una emergencia climática. Y eso ningún adulto ni ningún artículo de periódico lo podrá soslayar.

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