Estudio revela que salmoneras en Patagonia han generado falta total o parcial de oxígeno en las aguas

La investigación "Los riesgos de la expansión salmonera en la Patagonia chilena" analizó 261 proyectos de salmonicultura con concesiones otorgadas o en trámite en la Región de Magallanes. Uno de los descubrimientos es que en una misma zona geográfica, algunos subsectores reciben hasta cuatro veces más descargas orgánicas que otros, sin existir fundamentación científica que lo explique.

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Imagen de referencia de una salmonera en la Patagonia.

El objetivo era obtener un mapa con información actualizada de la cantidad de desechos orgánicos y de nitrógeno que las producciones de salmones generarían. Con eso, entender cuáles son los riesgos ambientales que enfrenta la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena.

Ello se fundamenta en «los lamentables resultados que para el medio marino ha significado la operación de la industria salmonera en regiones más al norte». Esto porque el crecimiento de esta industria en Chile depende actualmente de su expansión geográfica hacia Magallanes, luego de haberse desarrollado con fuerza en Los Lagos y Aysén.

Para el año 2012, se producían alrededor de 33 mil toneladas en Magallanes. Cuatro años después, la cifra se incrementó a 68 mil toneladas. La investigación advierte que más de la mitad de las salmoneras instaladas en aguas de la Patagonia han generado falta total o parcial de oxígeno en las aguas, incluyendo nueve que están ubicadas en áreas naturales protegidas.

“El informe de AIDA es un duro golpe a la credibilidad de la salmonicultura chilena, pero también al gobierno que no ha hecho lo suficiente para contener la amenaza medioambienatal que hoy significan las salmoneras en la Patagonia. Esperamos que la industria y las autoridades entreguen una respuesta a este informe que los deja muy mal parados”, señaló Estefanía González, coordinadora de campañas y océanos de Greenpeace.

El estudio comprueba que para un mismo sector geográfico, existen grandes diferencias en la producción y cantidad de desechos que el gobierno autorizó para diferentes subsectores, sin ninguna fundamentación científica que lo explique.

En la investigación se compara la situación en la Península Staines con la del Seno de Taraba, donde una hectárea en dicha península estaría recibiendo cuatro veces más descargas orgánicas que una hectárea en el Seno de Taraba.

Al momento de explicar esta situación, Florencia Ortúzar, abogada de AIDA, señaló: “Ello evidencia la falta de una evaluación científica que garantice que las aguas pueden recibir la cantidad de desechos autorizados”.

Para leer el informe completo puedes ingresar aquí.

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