El proyecto que pondría a la vaguardia a Chile en la lucha contra el cambio climático

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“No puede haber un plan B para mitigar un nuevo clima global, porque no tenemos un planeta B”, advirtió Ban Ki-moon, secretario general de las Naciones Unidas, en la Cumbre de Nueva York, llevada a cabo a fines de septiembre.

 

Si bien la cumbre tenía por objetivo ser la antesala de la COP-20 Lima (diciembre de 2014), la cual sería el principio del fin para el fracasado Protocolo de Kioto, siempre está la esperanza previa de que los líderes más importantes del mundo se comprometan a establecer políticas que apunten a aminorar el impacto que tendrá, el ya irreversible, cambio climático.

 

Sin embargo, la cumbre realizada en la Gran Manzana siguió la tendencia de las últimas reuniones: escasos acuerdos y emplazamientos entre Estados Unidos y China, sobre quién debe disminuir mayor cantidad de gases de efecto invernadero (GEI).

 

En contraposición a toda esa discusión política, el mundo tecnológico avanza en pos de la construcción de nuevos proyectos de prevención y  mitigación, en cuanto al calentamiento global.  Una de esas iniciativas fue, sorpresivamente, lanzada en Chile a principios de octubre.

 

 

ZeroCarbón

 

“Chile tiene una oportunidad histórica de ser líder en el desarrollo de tecnología ambiental”, así de claro fue el Dr. Tomás Miklos, presidente del Instituto Nacional Asesoría Especializada, S.C. de México, e inventor de un absorbedor que captura el dióxido de carbono generado por industrias que operan sobre la base del consumo de combustibles fósiles, tales como cementeras, mineras, termoeléctricas, entre otras.

 

                   

                                                                Prototipo lanzado a principios de octubre

 

Según Miklos, el sistema denominado ZeroCarbón absorbe cerca del 90% del dióxido de carbono emitido. «Tras ello, mediante una reacción química 98% efectiva, el sistema produce materia prima, la cual puede comercializarse en industrias tales como la textil, papelera, vidriera, cerámica, tratamiento de aguas, entre otras», sostuvo.

 

Esta materia prima serían carbonatos producidos con altos niveles de pureza, blancura y granulometría de gran demanda en:

  • Carbonato de sodio (Na2CO3): Vidriería, tratamiento de aguas, detergentes y cerámica.
  • Carbonato de calcio (CaCO3): Papelería, cerámica y textil.
  • Carbonato de magnesio (MgCO3): Retardador de fuego, papelería, naviera, textil, agrícola y forestal.
  • Carbonato de litio (Li2CO3): Baterías recargables para celulares, autos eléctricos y aeronáuticos.

 

La apuesta en Chile

 

El principal gestor de que este proyecto fuera lanzado, a principios de octubre,  en el país fue Juan Carlos Palafox, mexicano que hace 17 años se radicó en Chile, debido a su antigua labor como consultor en la Oficina Regional de la Unesco para América Latina y el Caribe que tiene su sede en Santiago.

 

Palafox, quien tiene una estrecha relación con el inventor del proyecto, Tomás Miklós, explica cuáles fueron los argumentos para convencer a éste último de lanzar aquí su innovadora iniciativa. 

 

“Chile posee políticas de estado claras, sensibles y eficientes en materia de promoción de la investigación y el desarrollo de innovaciones tecnológicas, a través de la Corfo, quien financió casi el 80% del costo total del prototipo ($185 millones). Además, el país cuenta con una planta muy amplia de jóvenes emprendedores con alto sentido de lo que debe ser el desarrollo sustentable del país. Todo aquello confluyó en que en tan sólo dos años, se alcanzó el nivel de eficiencia oportuno, para llevar a cabo el diseño, ingeniería y, finalmente, el lanzamiento del prototipo”.

 

Eso fue el primer paso. ¿Qué viene ahora? ¿Hay empresas interesadas en contar con el absorbente?

 

En un principio, cuando el proyecto aún estaba en su etapa de laboratorio, tuvimos la oportunidad de conversar con diversas empresas chilenas. Ellas nos animaron y conminaron a dar mayor sustento a los principios que ya habíamos logrado demostrar a nivel de laboratorio, desarrollando un prototipo que confirmara nuestros hallazgo. Estas empresas fueron Anglo American, Guacolda, Melón y Soquimich.

 

En la actualidad, y a tan solo una semana de realizado el lanzamiento de la tecnología, y el prototipo en plena operación -con niveles de eficiencia superiores al 98% de reducción del CO2-, ya hemos tenido conversaciones con Hidronor Chile, empresa que lleva más de 20 años en la industria del manejo de residuos industriales, así como, con Cristalchile, que tiene más de 100 años de trayectoria, en la fabricación y venta de envases de vidrio en el país. Esta última empresa  está interesada tanto en la reducción de sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), como en el consumo de los subproductos generados a partir de la tecnología.

 

-¿Cuál es la inversión estimada para la instalación de este absorbente en una industria? ¿El monto varía dependiendo el tipo de industria?

 

Determinar la inversión necesaria para instalar la tecnología ZeroCarbón en una industria dependerá de las características propias de la industria receptora; su tamaño, los volúmenes de sus emisiones; y de un conjunto de variables que hay que  estudiar para cada caso en concreto. Ahora bien, igualmente se tiene modelada la tecnología de tal suerte que es posible determinar lo que sería una planta mínima rentable, que debería de tener al menos un flujo de CO2 de 10.000 m3/h, para lo cual en números redondos se requeriría una inversión aproximada de un millón y medio de dólares, lo que garantizaría tasas de retorno cercanas al 50% a partir del primer año de su puesta en operación.

 

 -En Chile, ¿qué tipo de industria prevén que podría tener mayor penetración el proyecto, considerando la variable inversión-retorno-utilidades?

 

En este sentido el modelo de negocios observa dos ámbitos de operación que deben confluir para un óptimo aprovechamiento de la tecnología. El primero relacionado con las industrias que son grandes generadoras de CO2, como pueden ser las termoeléctricas, fundidoras, cementeras, azucareras, vidrieras, etc. En cuanto al segundo ámbito de interés, éste está relacionado con las industrias consumidoras de los subproductos que se pueden obtener a partir de la tecnología –carbonatos de calcio, magnesio, litio y otros más-, como pueden ser las que se dedican a la producción de cerámicas refractarias, papel, vidrio, medicamentos, etc. Lo cual da cuenta de la gran diversidad y flexibilidad que tiene esta tecnología y su gran potencial de expansión.

 

 

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