El plan de Obama para establecer acuerdo que reemplace al fracasado Protolo de Kioto

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En 1997, los estados de la Convención Marco sobre Cambio Climático (UNFCC) acordaron el Protocolo de Kioto, que los obligaba a bajar las emisiones de gases de efecto invernadero en 5,2%, respecto de los niveles de 1990. La reducción se ejecutaría entre 2008 y 2012 y, a pesar de que 193 países lo ratificaron, la meta no se logró. EE.UU. firmó el protocolo, pero no lo ratificó en el Congreso, por lo que, aunque es uno de los principales emisores del mundo, nunca tuvo obligación de reducir emisiones.

 

Ese fracaso es el que el gobierno de Barack Obama quiere evitar cuando la UNFCC intente un nuevo tratado, en noviembre de 2015. Según el New York Times, asesores del presidente trabajan en un acuerdo global que no requiera pasar por la ratificación del Congreso. Para eludirlo buscan un tratado sólo “políticamente vinculante”.

 

“Si quiere un acuerdo que incorpore a todos los principales emisores, incluyendo EE.UU., no se puede seguir de manera realista un tratado jurídicamente vinculante en este momento”, dijo Paul Bledsoe, colaborador de la Casa Blanca en cambio climático.

 

Sin embargo, Jen Psaki, portavoz del Departamento de Estado, desmintió que exista la intención de saltarse el Congreso . “No se ha escrito ni una palabra del acuerdo, por lo que es prematuro decir si requerirá o no la aprobación del Senado”, dijo en un comunicado.

 

Un tratado políticamente vinculante, explica Pilar Moraga, del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), es una figura que en el derecho internacional no existe. Al no ser jurídicamente vinculante, “es más una declaración de intenciones”, pues “no hay precisión de obligaciones y sanciones”.

 

“Un acuerdo así carecerá de medidas de ejecución, por lo tanto, el incumplimiento sería un problema importante”, dice a La Tercera Jon Hovi, experto de la U. de Oslo. Si ya fue difícil un acuerdo en Kioto, hoy no será más fácil, dice Hovi. “Parte de las emisiones globales de los países del Anexo I (contaminantes históricos) se ha reducido desde 1997. Esta baja hará que cualquier acuerdo que exima de compromisos a países que no están en el Anexo I sea ineficaz, incluso más que Kioto”, indica.

 

Adam Reed, de la U. de Colorado, agrega que las negociaciones parecen obstaculizadas por falta de inercia. “Todos tienen que saltar al abismo juntos para salir intactos. Tal vez este es un paso en esa dirección, que podría ser seguido por compromisos reales”, dice. Agrega que un informe de Jeffrey Sachs “nos recuerda que el reloj está corriendo y ninguno se está moviendo lo suficientemente rápido”.

 

Fuente: La Tercera

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