El innovador programa que busca rescatar al pingüino de Humboldt

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Entre los ‘80 y los ‘90, la población de los pingüinos de Humboldt que habitaba el islote Pájaro Niño, en la Región de Valparaíso, era de alrededor de 1.600 ejemplares. Según datos del Zoológico Metropolitano, hoy ese número se redujo a casi un tercio. Es por ello que esta especie, que habita a lo largo de la costa chilena -pero que especialmente se encuentra en las regiones Quinta y Cuarta-, tiene la etiqueta de “vulnerable” desde 2008, según los registros del Ministerio del Medio Ambiente.

Se calcula que en la zona habitan unos 600 ejemplares, que incluso podrían llegar a ser menos, debido a las constantes amenazas que sufren, como la pesca, depredadores y el fenómeno de El Niño, que ha obligado a esta ave a buscar nuevos horizontes para cazar, perdiendo así los huevos que deja en nidos costeros.

En medio de ese oscuro panorama, el Zoológico Nacional trabaja desde 2009 en un innovador programa de conservación de especies que se encuentran con riesgo de extinguirse.

Dicho plan, para el cual se cuenta con la colaboración de expertos de Japón, consiste en el seguimiento y recuperación de huevos perdidos en Pájaro Niño e islote Locos, Pichidangui -Cuarta Región-, para luego incubarlos, transportarlos a Santiago, e introducirlos junto a padres sustitutos de la colonia que reside en el zoológico, o bien, en incubadoras.

El director del Parque Metropolitano (Parquemet), el veterinario Mauricio Fabry, dice que ésta “es una especie que sufre fuerte presión dada la intervención que tiene el hombre en los ambientes costeros, principalmente lo que es la pesca y también los grandes desastres como los derrames de petróleo”.

El profesional cuenta que desde 2001 trabajan en programas para la conservación de fauna nativa, como cóndores, flamencos y tricahues, entre otros.

Una vez que el equipo del zoológico detecta un huevo con probabilidades de que se extravíe, en los islotes Pájaro Niño y Locos, se activa el monitoreo constante para salvar a la cría.

En invierno se registra una tasa de pérdida de huevos del 90%, por lo tanto es en esta época del año cuando se redoblan los esfuerzos de este programa de salvataje, explican desde el zoo.

Al cerciorarse de que un óvulo está perdido, es recogido y ubicado en un cooler con temperatura y movilidad controlada para su traslado a la capital.

Al llegar, son limpiados con clorhexidina para evitar la contaminación.

pinguino humbbbbEl proceso de observación del huevo en las dependencias del zoo dura aproximadamente 41 días. Esto se realiza con novoscopios, aparatos que permiten examinar el interior del huevo sin dañarlo, para ver si existe irrigación sanguínea y determinar si la cría al interior está viva.

Junto a esto, se mide el pulso cardíaco del embrión, con lo cual es posible estimar el tiempo de eclosión.

Hay dos formas de llevar a cabo el proceso en que el huevo está en empollamiento: con crianza artificial -en incubadoras-, o bien con padres sustitutos de la colonia en cautiverio.

Cuando es con crianza natural, se introduce un “huevo falso”, con el mismo peso, color y tamaño que uno real, al nido elegido, hasta que el ejemplar lo reciba. Es ahí cuando lo cambian y ponen el óvulo rescatado.

Esto va a depender de los ejemplares que se encuentren con la disponibilidad de anidar otros huevos y no estén con los propios.

Una vez ingresados en la cámara de nacimiento, los huevos son monitoreados hasta que nacen.

El primer ejemplar que sale comienza a piar, estimulando al resto para que también eclosione. Las cáscaras y los polluelos son pesados. Esto se hace todos los días antes de la alimentación, con lo que determinan la cantidad exacta que se debe administrar de comida que, por regla, es el 10% de su peso. Los pingüinos alcanzan los 3,5 kilos a los 81 días, el peso suficiente para unirse a la colonia en el zoológico.

Guillermo Cubillos, encargado del programa de conservación, cuenta que dos de los huevos rescatados desde Pájaro Niño dieron paso a un pingüino macho y una hembra, se emparejaron y tuvieron crías que nacieron a fines de septiembre.

En tanto, desde islote Locos cuatro huevos rescatados forman parte de la actual colonia de pingüinos del zoo, que en la actualidad es de 39 ejemplares.

Una de las ideas que contemplan a futuro es tener varios ejemplares y poder integrarlos en su hábitat natural. “Nosotros no reproducimos más pingüinos para que habiten el zoológico, lo hacemos para que hayan más en vida silvestre”, dice Fabry.

Sobre esto, Alejandra Montalba, directora del Zoológico Metropolitano, cuenta que el objetivo final de este trabajo es “tener un población genéticamente sana, no de cautiverio, sino silvestre, para tener la genética apta para poder reintroducirlos en un futuro cercano”. Eso sí, agrega, el proceso tiene ciertas complejidades.

“La idea es hacerlo cuando tengamos un número adecuado, tengamos bien la técnica, estudiar y ver dónde introducirlos” -indica- y agrega que “las reintroducciones no son fáciles. Para reintroducirlos hay que seguir una serie de lineamientos que los da la Unión Internacional para la Conservación en la Naturaleza”. Además, agrega, “se debe realizar un seguimiento del animal que volvió a su hábitat natural y eso implica otra tecnología”.

Montalba explica que islotes Pájaro Niño y Locos fueron elegidos para este programa por la cercanía, pero no descarta extender la búsqueda de huevos perdidos más al sur. “Elegimos los (lugares) más cercanos por un tema logístico de que el huevo hay que traerlo a cierta temperatura”.

Se espera que una vez que haya cerca de 30 ejemplares rescatados, lo cual podría producirse en 2018, se concrete el plan de reintroducción.

Esto será factible, explican, en la medida que el lugar escogido esté sin plagas y libre de los factores que disminuyen la población de esta especie.

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