Satélites de la NASA medirán profundidad de nieve en Región de Coquimbo

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La sequía en diversas zonas del país, pero especialmente en las regiones IV y V, se extiende por siete años. A raíz de esto, más de cien comunas han sido declaradas en estado de emergencia agrícola y 15, en zona de catástrofe. Comunidades enteras han cambiado su forma de vida ante la escasez de agua y sólo en IV Región se han repartido 29 mil bonos para amortiguar, en parte, el problema. Según las autoridades, es improbable que la situación se solucione en el mediano plazo.

 

“Se necesitan dos años con superávit hídrico para regularizar caudales, nieve en la cordillera y acumulación de agua en los embalses”, advierte el ministro de Agricultura, Luis Mayol.

 

Frente a este escenario, la aplicación de nuevas tecnologías es considerada como vital en el gobierno para sacar el máximo provecho al exiguo recurso hídrico. Esto, incluyendo la tecnología espacial. El Ministerio de Agricultura firmó hace dos semanas un convenio para que satélites de la Nasa (National Aeronautics and Space Administration) monitoreen la cantidad de nieve caída en la cordillera de Coquimbo. De esta manera, se podrá conocer con mayor precisión la cantidad de agua con que contarán las cuencas en los deshielos.

 

“El convenio es con el programa Develop de la Nasa, el cual nos entregará información precisa sobre la acumulación de nieve. Esto nos permite planificar, a mediano plazo, el uso del recurso hídrico”, añade Mayol.

 

Cinco satélites

 

El programa norteamericano, creado en 1998 y con sede en Langley, Virginia, utiliza los satélites de la agencia para elaborar informes sobre posibles desastres naturales, medir la calidad del aire y efectuar proyectos para la agricultura.

 

Esto, además de proporcionar al gobierno de EE.UU. información útil para los acuerdos y asociaciones con varios centros educativos del mundo.

 

En el caso chileno, el convenio contemplar utilizar cinco dispositivos con diferentes sensores que entregarán información diaria.

 

“Los satélites obtienen información que se puede transformar en imágenes, pero no son sólo satélites de observación, también hay de radar, que miden la profundidad de la nieve caída en la cordillera”, sostiene Eugenio González, director del Centro de Información de Recursos Naturales (Ciren).

 

Actualmente, esta institución recibe imágenes de satélites extranjeros que permiten conocer el tamaño de lo que se denomina “mancha de nieve”.

 

Según las proyecciones de este centro, esa mancha de nieve creció un 15% en relación al año pasado, especialmente gracias al programa de bombardeo de nubes realizado desde 2012 por la Comisión Nacional de Riego. Sin embargo, se desconoce la profundidad de esa mancha, información que es considerada clave.

 

“La tecnología de EE.UU. nos puede dar una idea más cierta de la cantidad de agua que tendremos a futuro y saber el comportamiento de los acuíferos de nieve, puesto que permite conocer la profundidad de la nieve caída”, agrega González.

 

Uno de los satélites de la Nasa que integra el convenio -el Landsat 8- tiene imágenes del sector cordillerano de Coquimbo desde 1980. Parte del acuerdo incluirá la posibilidad de que Ciren obtenga los datos recopilados desde ese año. “Permitirá tener un estudio del comportamiento de la nieve desde ese año hasta la fecha”, plantea Ricardo Cabezas, gerente del área de geomática y satelital de Ciren.

 

Beneficios del convenio

 

La información de la Nasa será enviada semanalmente al Ciren. Este organismo transferirá los datos a la Comisión nacional de Riego (CNR), para aplicarlos en políticas públicas.

 

El secretario Ejecutivo de la CNR, Felipe Martin, sostiene que las reservas de agua en Coquimbo permiten asegurar el recurso hasta marzo. “Estamos muy apretados, pero debemos saber administrar el agua para cubrir toda la temporada de riego”.

 

Añade que “hemos sembrado nubes, con eso se ha acumulado una cantidad de recursos, pero eso no es medible con los instrumentos en Chile. Gracias a esta información, sabremos cuánta agua tendremos cada mes hasta marzo y, al largo plazo, sabremos cuánto podemos almacenar en años de sequía”.

 

Según González, “teniendo claro como está la reserva, se pueden repartir de mejor manera los derechos de agua”. En Ciren agregan que el convenio, que tiene un plazo de un año, puede ampliarse a otras regiones del país y, además, analizar a futuro las reservas acuíferas de las napas subterráneas.

 

Fuente: La Tercera

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